sábado, 31 de octubre de 2015

Seda

Argumento

Este libro, que obtuvo en Italia un éxito apoteósico, no es (en palabras de su autor) una novela. Ni siquiera un cuento. Es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo y acaba con un lago que permanece inmóvil en una jornada de viento.

Mi valoración

Comentaba yo con una conocida el argumento de Seda. A mi interlocutora el argumento le pareció bonito, más para una película que para una novela (eso dijo) y también le pareció triste, muy triste pues el argumento le había dejado mal cuerpo. Quiso el azar y la biblioteca de El Fontán que a la vez que Seda leyese Fantasmas de carne y hueso, un conjunto de cuento de Jorge Edwards. Y aquí hay un cuento “Creaciones imperfectas” que explica, o mejor, me explica el final de Seda. Ese final tristísimo para mi conocida, me pareció muy rentable y un auténtico acierto en términos literarios y personales. Dice Edwards en el cuento antes citado: “La obsesión por alcanzar a la mujer deseada puede ser tan excesiva, tan insoportable que si uno por fin la alcanza cree que ha alcanzado a otra persona. En buenas cuentas, la mujer deseada sería imposible por definición. Si se la posee, ya es otra por el solo hecho de poseerla.”

Pues eso, que aquello tan triste para otros tiene para mí un valor simbólico: la experiencia japonesa de Joncour es un deseo frustrado y ¿quién no tiene una frustración? Al leer la novela desde esta perspectiva, lo que le ocurre a Joncour en Japón transciende, va mucho más allá, se convierte en algo que afecta a todo ser humano y es justo aquí, si al leer me sitúo en esa rendija, cuando la experiencia literaria alcanza toda su grandeza: Hervé Joncour soy yo y somos todos.

Desde luego que la novelita admite más lecturas, pero me quedo con el viaje de Joncour, ese viaje que comporta un cambio, al fin y al cabo es el motor de toda historia que se precie, y el cambio afecta a la postura vital de Hervé y a mí me consuela y me conforta porque me siento acompañada en mis fracasos, en mis frustraciones.

A propósito de la múltiples lecturas, un conocido me habló de Seda como prototipo de novela femenina y de El tío Petros y la conjetura de Goldbach, de Apostolos Doxiadis como prototipo de novela masculina. Esto ocurrió hace años y aún sigue siendo todo un misterio para mí.

Si gusta la novela, también recomiendo de Alessandro Baricco Océano mar.

jueves, 29 de octubre de 2015

Semana del terror

Se acaba el mes de octubre y la biblioteca del IES La Ería celebra nuevamente Halloween con la Semana del terror. Han sido los alumnos y alumnas de 2º de ESO quienes durante la clase de inglés han bajado a la biblioteca para descubrir las costumbres y personajes de esta tradición anglosajona. Juegos, películas, regalos y marcapáginas.  


Las huellas de murciélago conducen a la biblioteca

Las calabazas invitan desde el patio a visitar la sala de lectura

Exposición de libros terroríficos


El alumnado de 2º ESO B y C Bilingüe.

Los equipos completan la información para el trivial de Halloween

Un momento del  juego

Otro de los equipos participantes

Alumnado de 2º ESO B | C no bilingüe
Equipo participante

Equipo participante
Proyección de E.T.
Proyección de la película ET


Iris Bermejo, autora de este terrorífico -y magnífico- retrato 







domingo, 25 de octubre de 2015

Día de la Biblioteca en el IES La Ería

Con motivo del Día de la Biblioteca,  la biblioteca del IES La Ería se ha homenajeado  a sí misma y también a todas las bibliotecas, a los libros y a los lectores. A las 12:20 del viernes 23, durante el segundo recreo, las alumnas de 1º ESO C María Cascudo Rubio, Alba Gallo Tejón y Sara García Díaz leyeron el pregón institucional de la celebración, cuyo autor es el escritor Diego Arboleda.

Sara García, Alba Gallo y María Cascudo (izquierda
a derecha) leen el pregón de Diego Arboleda.



La lectura del pregón


jueves, 22 de octubre de 2015

¿Conoces la biblioteca de La Ería?

El miércoles le ha llegado el turno de descubrir la biblioteca a los grupos 1º ESO B y  1º ESO D

Los alumnos ayudantes Diego Álvarez, Covadonga Balmori y Ramón
Vila con el grupo de 1º ESO A

Anna Julia Miguel muestra el libro encontrado en ¿Dónde está ese libro?

Un momento de «Cada oveja con su pareja»

El juego de «Adivina el personaje»

Las alumnas ayudantes Claudia Estívariz y Eva Rueda con el
alumnado de 1º ESO D.

Diego de la Vega en «Dónde está ese libro»

Los grupos unen las tarjetas en «Cada oveja con su pareja»

«Cada oveja con su pareja»

Un momento de «Adivina el personaje»

martes, 20 de octubre de 2015

Día de la Biblioteca

El próximo sábado, como cada 24 de octubre, se celebra el Día de la Biblioteca. Esta conmemoración está promovida por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil con el apoyo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y se instituyó en 1997 en recuerdo de la biblioteca de Sarajevo, incendiada cinco años antes durante la guerra de los Balcanes. 

Esta iniciativa sirve para concienciar de la importancia de la lectura, de las bibliotecas y es al mismo tiempo un homenaje y reconocimiento a la labor de los bibliotecarios/as. Con motivo de la celebración, cada año hay un pregón y cartel oficiales, cuyos autores en esta ocasión son el escritor Diego Arboleda  y Leticia Ruifernández respectivamente. 

Aquí tenéis una imagen del cartel



Y este es el texto del pregón


Con motivo del Día de la Biblioteca, quiero compartir con vosotros un secreto: el Conejo Blanco casi siempre tiene prisa.

Quizá algunos penséis que esto no tiene mucho que ver con las bibliotecas y que, además, como secreto, deja bastante que desear.

Alicia en el País de las Maravillas se publicó hace 150 años, y desde entonces los lectores de todo el mundo han sabido que el conejo llega tarde, demasiado tarde, y por tanto tiene prisa.

Reconoceréis, eso sí, que no es un conejo cualquiera. Que sepamos, este es el único conejo que usa chaleco y reloj de bolsillo, lo cual plantea una incógnita: si tiene reloj, ¿por qué siempre llega tarde? ¿Quién es culpable de la tardanza? ¿El conejo o su reloj? Los expertos no se han puesto de acuerdo sobre este punto, que ha provocado graves discusiones entre veterinarios y relojeros. Y si se alude al chaleco, es aún peor. Solo hay una cosa más peligrosa que una discusión entre un veterinario y un relojero, y es una discusión entre un veterinario, un relojero y un sastre. Es mencionar el asunto y se desenvainan todo tipo de agujas (hipodérmicas, de coser y de reloj).

Así que mejor volvamos al secreto. El Conejo Blanco casi siempre tiene prisa. Corre porque tiene miedo de que la Duquesa y, sobre todo, la Reina de Corazones ordenen que le corten la cabeza. Pero vosotros, que aún conserváis la vuestra, concentraos en ese casi. Es la clave, el secreto mejor guardado del País de las Maravillas.
Casi siempre. ¿Cuándo no tiene prisa el Conejo Blanco? Solo cuando visita un pequeño edificio escondido tras los árboles del bosque: la biblioteca.
El conejo se toma su tiempo para curiosear entre las abarrotadas estanterías. Tiene un libro en mente pero, cuando se acerca a cogerlo, no puede evitar fijarse en el tomo que lo precede, y en el de más allá (y, como ya sabéis, en una biblioteca, el libro de más allá es al mismo tiempo el libro de más acá de otro libro que está a su lado…). Demasiadas opciones. Lleva tiempo elegir un libro. El conejo sabe que se encuentra en el hogar de la lectura, y la lectura es un placer que se disfruta sin prisa.
Aunque nadie haya mencionado antes esta biblioteca secreta, no lo dudéis, hay una en ese extraño mundo que visitó Alicia. No puede ser de otra forma. Pues a pesar de contar con el Sombrerero Loco, el Gato de Cheshire y la Oruga Azul, a pesar de todos los animales fantásticos y las extraordinarias cosas que allí suceden, todo eso no es suficiente para ganarse el nombre que ese mundo tiene. Un lugar nunca podría llamarse País de las Maravillas si entre sus maravillas no se contara una biblioteca.




Más información en







lunes, 19 de octubre de 2015

¿Conoces la biblioteca de La Ería?

Llega octubre y también una nueva edición de «¿Conoces la biblioteca de La Ería?», una hora repleta de acción destinada a presentar la biblioteca al alumnado de 1º de ESO. Nuestros protagonistas se convierten en detectives que buscan libros, magos que adivinan personajes y sabios que responder a sesudas preguntas sobre la literatura universal. Hay además regalo sorpresa y hasta un concurso. 
En esta breve pero intensa travesía el alumnado de 1º de ESO cuenta con la inestimable ayuda del Alumnado Ayudante para descubrir los secretos que esconde nuestra biblioteca.


Marta Fernández y Elsa Villa con el intrépido voluntario de 1º ESO B en «¿Dónde está ese libro?»

Alumnosde 1º ESO B en «Busca la respuesta» 

Alumnado de 1º ESO B completando el juego


Pablo París, Marigé Muñiz, Alicia Menéndez y Sergio Llera, del
Alumnado Ayudante, durante la presentación a 1º ESO C.

El alumnado de 1º ESO C durante la sesión

Tríptico informativo sobre la biblioteca

Libros «hallados» en ¿Donde está este libro?

Cuaderno de lecturas

Bautiza tu estrella

La biblioteca comienza  sus acciones  de animación «viajando a las estrellas» para contribuir a la campaña promovida por el Planetario de Pamplona, la Sociedad Española de Astronomía y el Instituto Cervantes. Descúbrela y participa en 







sábado, 17 de octubre de 2015

La muerte del pequeño Shug



Resumen
Shug tiene trece años y vive en una casa junto a un cementerio. Su comida favorita son los huevos fritos con pan. Su padre, que quizá no lo sea, se sirve de él para entrar en casas de médicos y enfermos y robar barbitúricos. Glenda, la madre, es una belleza que ha conocidos mejores tiempos. Un día irrumpe en la vida de estos tres seres un hombre amable que despierta sueños dormidos y aviva pasiones prohibidas.

Mi valoración
Woodrell no entiende la literatura como acumulación de figuras y tropos, bisutería verbal, pura palabreo decorativo. Para el autor de La muerte del pequeño Shug narrar es contar y omitir, escoger bien las palabras, los datos que van a poner en movimiento la imaginación del lector. Un ejemplo. Woodrell nos muestra así los resultados de una pelea:
Alguien que sangraba había dado vueltas y vueltas por toda la cocina. Había platos rotos por todas partes, un desastre. La sangre había dejado extrañas manchas y salpicaduras en los fogones, las paredes, el suelo y el techo. Los platos que se podían romper estaban todos hechos añicos en el suelo. En la radio sonaban viejas canciones de rock and roll. A la mesa le faltaba una pata y estaba inclinada hacia abajo, el tablero tocaba el suelo como si se hubiera arrodillado para suplicar. (p.159).

Tan pronto como se lee esto se forma en la imaginación del lector una imagen llena de datos que no están ahí (golpes, heridas con arma blanca, cosas destrozadas; violencia máxima y larga en el tiempo). Y solo las palabras, la magia verbal ha hecho percibir todo eso. El autor hace llegar la información por afloramiento del fondo no-dicho en la imagen explícita, en la figura dibujada con palabras que hace que se complete activamente en la imaginación del lector. 
Otro botón de muestra.
Nuestra casa parecía que la hubiera pintado un niño pequeño y torpe con ceras muy grandes de colores brillantes, un niño que pronto hubiera perdido el interés en la tarea […]. La casa estaba pintada sobre todo a franjas de distintos tonos de blanco, con un poco de amarillo, de azul y de rojo. (pág. 24)

Un mal escritor se habría puesto a inventariar el exterior de la casa como un notario o se habría puesto a describir “poéticamente”, con lo que la imagen nos llegaría masticada, digerida, chapuceada por acumulación de banalidades o por un subrayado gratuito y retórico de la emoción. Pero no. Woodrell silencia muchas cosas y utiliza una elegancia exquisita para hacernos llegar la información de una casa pobre, descuidada, pintada con restos de aquí y de allá, parcheada rápido y mal. En La muerte del pequeño Shug se cuentan las cosas de manera natural. No interesa la “belleza” por el estilo sino por los hechos que se están narrando. Es una novela que calcula muy bien en qué situación se colocan los personajes, que selecciona perfectamente las acciones y que las palabras tienen una entonación clara y nítida. El autor sabe cómo atrapar rápido la atención del lector y consigue, además, que este alcance un eco emocional adecuado para vivir/revivir la desesperación de un chaval de trece años al que arrancan de manera salvaje de la inocencia. 

Comprobémoslo.
A principio de la novela se nos dice de Shug:
Los gritos que me guardé dentro esa vez y otras veces se morían de ganas de salir. (pág. 21)

Al final, en un cierre circular perfecto, Shug confiesa:

El frasco en el que escondía todos los gritos de mi vida explotó. […] Grité por cosas que habían ocurrido hace tiempo y que creía haber olvidado […] rodeé gritando unas peñas, pasé gritando por debajo de unos árboles […] Grité hasta dejarme la garganta en carne viva y hasta que el sol bajó y se ocultó tras el horizonte. Luego volví a casa, vacío de sentimientos. (pág. 199)

Y todo esto con palabras sencillas, lavadas y relavadas en las frías aguas de los arroyos de las montañas Ozark, esas montañas que en palabras del autor “conozco hasta la puñetera médula para escribir como escribo.” Ni un ápice de retórica que entorpezca ni de lirismo fácil que empalague ni de estilo soporífero ni de escritura exagerada de técnica gruesa. El autor ha soltado lastre de todo tipo. Una novela, pues, para saborear frase a frase.
Del mismo autor también recomiendo Los huesos del invierno. Adelanto que ambas historias son muy duras, las han etiquetado como novelas “country noir” y hay incluso quien considera que transcienden esta etiqueta pues son puras tragedias ambientadas entre gente pobre.Acabo con otro fragmento de este narrador genial. Está en la página 112 de la novela que nos ocupa.
Más o menos en ese momento se pusieron a fumar y a hablar del pasado, y se contaron recuerdos el uno al otro. Yo los escuchaba más o menos, pero sin prestar mucha atención. Alguien a quien los dos conocían había muerto, y otros más también, y hablaron de tíos que gastaban dinero a lo grande, de chicas que habían cazado a ricachones y de cómo cambian las cosas.

viernes, 2 de octubre de 2015

El cuento de la criada


                                                       
Resumen
En El cuento de la criada, Margaret Atwood, autora canadiense galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2008, el Booker Prize y otros importantes premios literarios imagina una dictadura habitada por mujeres estériles. Este hecho, unido a la persistencia de las clases sociales y a la primacía del hombre, da lugar a la consideración de la mujer solo en función de su posibilidad reproductora y, en concreto, de mantener el predominio de la clase alta que gobierna la sociedad.
   

Mi valoración
La literatura utópica tiene tras de sí un camino muy largo. Podemos remontarnos a La república de Platón y seguir con las utopías de Tomás Moro y Bacon. Obedece este tipo de literatura a la esperanza de encontrar en otro ambiente la organización perfecta. En la otra cara de la moneda tenemos la literatura “distópica” que opera por rechazo a lo que el porvenir pueda depararnos de seguir como hasta ahora e introduce una carga crítica profunda en lo que podemos considerar un subgénero sociopolítico de la ciencia ficción.

El cuento de la criada, de Margaret Atwood es una “distopía” (término que uso por oposición a utopía), esto es, la construcción verbal de una comunidad humana particular. En ella, las instituciones, las normas y las relaciones individuales están organizadas sobre un principio nefasto, peligroso y presente en la comunidad de la autora: las relaciones basadas en el sometimiento, la violencia y la guerra por medio de las armas nucleares. La base de esta estructura será una reflexión-aviso producida por una hipótesis histórica posiblemente desencadenada por el ascenso de esa idea de la sociedad de la autora. Atwood nos advierte con su novela de que la situación del mundo civilizado puede llevarnos a una sociedad retrógrada, con primacía de valores religiosos del Antiguo Testamento, una organización de estructura vertical, con anulación del individuo ante el grupo.

La novela cuenta con un espacio aislado, concreto y completo: Gilead, ubicado en lo que hoy es el estado norteamericano de Maine, que está en permanente conflicto con el resto del mundo; por ejemplo, California, Florida o América Central. Gilead cuenta con un sistema muy jerarquizado de Comandantes, Esposas, Ángeles Guardianes, Ojos, Criadas, Tías, Marthas. El lugar vive instalado en una economía de supervivencia con falta de alimentos básicos como el pescado (el mar está contaminado por la radioactividad) y donde el dinero ha sido sustituido por un sistema de vales. En Gilead se han suprimido actividades como la lectura, la escritura y no hay universidad porque todo lo que se necesita saber está en la Biblia. El valor supremo de la distopía autoritaria y clasista que es Gilead es la jerarquización rígida reflejada, por ejemplo, en el uniforme que llevan las distintas clases sociales las Criadas visten de rojo o las Esposas, de azul.

Cómo no, como en toda narración, en esta novela hay una estrategia dramática que consigue implicar al lector proyectándolo en la acción. En efecto, en Gilead, un espacio vacío de amor, donde peligra la perpetuación del hombre porque la radioactividad ha contaminado la especie humana, en Gilead nos encontramos con Defred, con el Comandante y con Nick que se ven sorprendidos por sentimientos de afecto, de amor y de generosidad. Saben que sus emociones los arrastrarán hacia actuaciones de consecuencias funestas, pero al modo de los héroes de las tragedias griegas, aceptan su destino desgraciado con valor y dignidad. Gracias a estos sentimientos Nick y/o el Comandante logran liberar o destruir a Defred en un final ambiguo que se anuncia desde el propio título en que la palabra cuento puede tomarse con el significado de suceso falso o de pura invención.

En resumen, El cuento de la criada, de Margaret Atwood busca recrear un estado radicalmente malo como aviso y como crítica a los problemas a que nos pueden llevar los principios dominantes en el mundo civilizado.

Cuando me acerqué a la novela por primera vez me encantó. Al releerla este verano me gustó aún más. Atwood es una autora que toca muchos registros narrativos y lo hace siempre muy bien. Doña Oráculo, La mujer comestible o El asesino ciego son otros títulos recomendables.

Hasta pronto.